
Los fans de Chesterton somos una especie que aumenta en proporción inversa a la cantidad de ejemplares disponibles tras décadas de comer polvo en trastiendas de librerías de viejo. Nuestra recompensa; ediciones infantiles con atroces ilustraciones, tipos de imprenta de los llamados "pulga", formatos imposibles y otros insultos a la bibliofilia y al menos común de los sentidos, todo por deleitarnos con los trajines de poetas lunáticos, asesinos moderados, sacerdotes detectives y anarquistas varios.
Suerte tenemos de algunos auténticos benefactores de la cultura como las editoriales
Valdemar o
Acuarela, que acaba de sacar
La taberna errante que algunos leimos como
La hostería volante .
Porsupuestísimo recomiendo la compra de tamaña joya psicogeográfica avant la lettre, pero si alguno de ustedes es un pobre de solemnidad tiene bula para para leerlo en línea vía
Biblioweb.
0 comentarios