Le obligan a casarse con la cabra y pagar una dote de 300.000 dinares
Alifi, un cabrero de Hai Malakla, al sur de Sudán, dormía el sueño de los justos, cuando este fue perturbado por el balido de una de sus cabras, cuyo nombre no ha trascendido.
Alifi, le suponemos cayado en mano, ojos desorbitados, corrió en auxilio del bóvido caprino y se encontró al señor Tombe, vecino de la localidad, en actitud procaz con la tierna criatura.
Y hasta aquí puedo leer ......
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