La coca-cola ha calado más hondo en nuestro sistema nervioso
Según una investigación reciente la Coca-Cola produce actividad cerebral en regiones a las que la Pepsi no llega. La diferencia está más en el logotipo que en el sabor.
El poder de la publicidad de alterar el funcionamiento cerebral quedó demostrado a través de un notable estudio acerca de cómo reacciona el sistema nervioso a las distintas marcas. La experiencia se podría describir como una versión científica del famoso Desafío Pepsi. En éste se pudo apreciar claramente que el sabor es lo último que afecta a los consumidores a la hora de elegir entre una u otra bebida.
Cuando se les vendaron los ojos, los sujetos del experimento no mostraron ninguna preferencia clara. Sin embargo, cuando antes de beber se les mostró el logotipo de Coca-Cola, la inclinación fue radical. Tres cuartos de los encuestados declaró preferir esta ésta (ver post anterior).
Del mismo modo, los científicos comprobaron que la marca Coca-Cola estimula una gran cantidad de regiones del cerebro relacionadas con el bagaje cultural, la imagen propia y la memoria. Tanto es así, que se podía predecir midiendo la
actividad nerviosa, qué gaseosa iba a preferir el sujeto. La Pepsi, por su parte, mostró menor influencia (casi nula) en esas regiones del cerebro.
El Dr. P. Read Montague, director del The Brown Foundation Human Neuroimaging Laboratory en el Baylor College de Houston, Texas, explicó que eligieron estas dos colas porque "todo el mundo sabe de Coca y Pepsi. Las dos empresas tienen su mensaje, y en el caso de Coca-Cola, ha calado hondo en nuestro sistema nervioso".
El Dr. Montague considera que este estudio puede ayudar a comprender por qué la gente come y bebe cosas que son perjudiciales para su salud, aun advertidas de ello.
La elección de Coca y Pepsi para el estudio radica en el rol fundamental que estos refrescos de cola juegan en la epidémica obesidad infantil y diabetes de tipo 2 que afecta a los países industrializados.
Artículos relacionados con las investigaciones del Dr. Montague 1, 2, 3, 4 y 5.
El poder de la publicidad de alterar el funcionamiento cerebral quedó demostrado a través de un notable estudio acerca de cómo reacciona el sistema nervioso a las distintas marcas. La experiencia se podría describir como una versión científica del famoso Desafío Pepsi. En éste se pudo apreciar claramente que el sabor es lo último que afecta a los consumidores a la hora de elegir entre una u otra bebida.
Cuando se les vendaron los ojos, los sujetos del experimento no mostraron ninguna preferencia clara. Sin embargo, cuando antes de beber se les mostró el logotipo de Coca-Cola, la inclinación fue radical. Tres cuartos de los encuestados declaró preferir esta ésta (ver post anterior).
Del mismo modo, los científicos comprobaron que la marca Coca-Cola estimula una gran cantidad de regiones del cerebro relacionadas con el bagaje cultural, la imagen propia y la memoria. Tanto es así, que se podía predecir midiendo la
actividad nerviosa, qué gaseosa iba a preferir el sujeto. La Pepsi, por su parte, mostró menor influencia (casi nula) en esas regiones del cerebro.
El Dr. P. Read Montague, director del The Brown Foundation Human Neuroimaging Laboratory en el Baylor College de Houston, Texas, explicó que eligieron estas dos colas porque "todo el mundo sabe de Coca y Pepsi. Las dos empresas tienen su mensaje, y en el caso de Coca-Cola, ha calado hondo en nuestro sistema nervioso".
El Dr. Montague considera que este estudio puede ayudar a comprender por qué la gente come y bebe cosas que son perjudiciales para su salud, aun advertidas de ello.
La elección de Coca y Pepsi para el estudio radica en el rol fundamental que estos refrescos de cola juegan en la epidémica obesidad infantil y diabetes de tipo 2 que afecta a los países industrializados.
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